El Pacto Verde Europeo constituye la piedra angular sobre la que se asienta la estrategia comunitaria de transformación de la Unión Europea en una sociedad equitativa y próspera, con una economía moderna, competitiva, circular y climáticamente neutra. La transición ecológica trae consigo grandes oportunidades de empleo y de negocio, pero lógicamente requiere de una transformación del sistema energético que exige de ajustes que pueden provocar impactos negativos en ámbitos específicos en el corto plazo. Este es el caso, por ejemplo, de los territorios donde se han producido cierres de minas y de centrales térmicas de carbón o donde tradicionalmente se ha concentrado la industria más emisora de carbono.
Desde 2019, el Instituto para la Transición Justa ha concedido ayudas con fondos nacionales, a las que se han sumado posteriormente fondos del componente de transición justa del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
A estos fondos se añaden ahora los del Fondo de Transición Justa (FTJ), que aparece en el periodo 2021-2027 como instrumento novedoso de la política de cohesión de la UE, con el objetivo de prestar apoyo a los territorios que se enfrentan a retos socioeconómicos derivados del proceso de transición hacia la neutralidad climática.